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Un mágico Eclipse Lunar en el Jardín de las Delicias del Parque Amboró

TEXTO Y FOTOS: NORMA SERRUDO

Les voy a contar una experiencia jamás vivida, una mágica experiencia que se me quedó en la memoria. Bellos momentos, que seguramente en unos cuantos años se los describiré a mis hijos.

Sábado 4 de febrero de 2017, el reloj marcaba las 7:30, todos empezábamos a llegar apresurados con mochila en mano a oficinas de Amigarse, lugar de encuentro donde nos esperaban Adela Nagashiro, coordinadora general del Programa Luz de Luna; Evelin Olivera, coordinadora ejecutiva; Kely Encinas, asistente de coordinación. Los 22 jóvenes Luz de Luna, 4 voluntarios y los 5 Amigarses reflejaban en sus rostros una felicidad y, al mismo tiempo, una ansiedad por empezar a vivir la aventura en el Parque el Amboró, que sería el centro del VI encuentro Eclipse Lunar del programa Luz de Luna, que ejecuta la Fundación Amigos de la Responsabilidad Social Empresarial.

Durante el trayecto el clima no pronosticaba buen tiempo, pero muy grata fue la sorpresa cuando el sol resplandecía al llegar a la localidad de El Torno, que se encontraba a 57 km de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. De ahí, nos trasladamos a unas camionetas, que nos transportarían al ecoalbergue cataratas del Jardín de las Delicias, ubicado en el majestuoso Parque Nacional Amboró. Fueron 2 horas de sentir los corazones sorprendidos ante la belleza natural. De conversar, de contar los ríos y riachuelos que nos sonreían y brillaban con sus aguas cristalinas.

Al llegar, al tan esperado destino, nos quedamos maravillados por el hermoso paisaje que se podía apreciar en el horizonte. Se sentía un aroma a hoja fresca que desprendía de las ramas, como cuando del árbol brotan sus primeras hojas. En el lugar nos esperaban los especialistas de NEX (Naturaleza extrema), a cargo del ingeniero ambiental Limber Vargas Álvarez, quien nos enseñó sobre la importancia sobre el cuidado de nuestra flora y fauna, especialmente la rica biodiversidad existente en el Amboró.

Lo maravilloso de esta aventura fue aprender a  armar los campings en las áreas verdes. Vaciamos las mochilas con los diferentes objetos que cada uno había llevado: ropa, tenis, gorras, linterna, impermeable, repelentes, protector solar, platos, vasos y cubiertos, entre otros. Posteriormente, los profesionales de NEX nos pasaron un curso básico de Rappel.

La gran mayoría no tenía conocimiento sobre el deporte extremo de Rappel, pero una vez informados nos convertimos en los maestros de las alturas, o por lo menos eso quisimos demostrar algunos. Así que, nos pusimos en marcha hacia la cascada El Tumbo. Al ver los 90 metros de altura, la adrenalina que teníamos al principio aumentó y parecía convertirse en un tremendo miedo, que hacía que nuestro cuerpo tuviera vida propia, porque las piernas y las manos no dejaban de temblar; el corazón, por momentos, parecía que se paraba y después volvía a palpitar.  Aunque todos mis sentidos solo querían ver y tocar el suelo húmedo de la arena. Los cinco o diez minutos de deslizamiento fueron de sentir la brisa, el agua de la catarata El Tumbo, que acariciaba mi rostro, de sostener y soltar la cuerda para superar el reto de la indescriptible experiencia del Rappel. Después de esta aventura, aprendí lo maravilloso que es aceptar retos y vivir con intensidad, de ser libre, de valorar la naturaleza.

Al pisar el suelo, la arena, donde mis compañeros jugaban voleibol, los abracé para sentirme viva. Ninguno sospechó de mi felicidad al abrazarlos. El calor de sus abrazos me hizo más feliz. Les conté lo que significó deslizarme por la cuerda y tocar el agua de la cascada. Me senté, respiré, y esperé que ellos también experimentaran el gran salto por la cascada El Tumbo.

Al caer la noche, compartimos una exquisita cena, interactuamos mediante dinámicas integración a cargo de Kely Encinas. Disfrutamos de una bonita velada con los beneficiarios Pedro Yaquirena, en la guitarra; Moisés David Bejarano, en la zampoña, y los demás acompañando con las palmas al cantar temas como Muñas cachay, Luna Camba, Viva mi patria Bolivia, entre otras.

Al día siguiente, domingo 5 de febrero, algunos despertamos con una cara de trasnochados por la guitarreada y otros húmedos por la lluvia que cayó durante la madrugada. Pero eso no impidió que todos continuáramos con las ganas de seguir viviendo la aventura que todavía no llegaba a su fin. Así que tomamos nuestras gorras, sombreros, camisas, zapatos, botellas de agua y empezamos la caminata Trekking hacia El mirador I del Jardín de las Delicias y la cascada Las Liras.

Durante el recorrido los guías de NEX nos informaron sobre la importancia y el cuidado de la preservación del medioambiente y la biodiversidad. Observamos la variedad de la flora y rastros de la fauna del lugar, que alberga especies como el gato montés, peji, jausi y loros. Y entre las principales especies forestales estaban la mara, tajibo, orquídeas silvestres, helechos y el penoco.

Al mediodía, después de cinco horas de caminata, llegamos agotados, pero con una satisfacción de haber disfrutado cada segundo que transcurrió. Algunos de los beneficiarios empezaron a desarmar los campings, y eso significaba que teníamos que irnos. Muchos de nosotros estábamos tristes porque sabíamos que teníamos que volver a la vida cotidiana como de todo estudiante de universidad. Y solo nos quedaba admirar el paisaje, y disfrutar el olor del aire puro y también el olor que desprendía el delicioso churrasco, que fue preparado para todos.

Me doy cuenta que esta experiencia no solo la contaré a mis hijos; no esperaré tanto para relatar estas vivencias. Mi familia ya me considera un loro de lo que hablo tanto, a cada momento, sobre los días de mi viaje.

La jornada concluyó con la premiación a seis Luz de Luna que son un claro ejemplo de dedicación y liderazgo. Ruddy Daniel Ibáñez (22), un joven estudiante de Ingeniería Forestal, y Domingo Tórrez (61), estudiante de Perito en Banca, que a pesar de sus dificultades físicas, se atrevieron a realizar Rappel y Trekking. Ellos demostraron que nada es imposible en la vida.

Antes de partir de retorno a nuestras casas Adela Nagashiro dio unas palabras de agradecimiento al personal de NEX (Naturaleza extrema). Asimismo, la beneficiaria Dalcy Escobar manifestó su satisfacción y agradecimiento por los beneficios que la Fundación Amigarse nos brinda. Durante el trayecto de vuelta a nuestras vidas cotidianas, entre risas y carcajadas, algunos beneficiarios del Programa Luz de Luna comentaron como le pareció la actividad.

“La experiencia fue inolvidable y única. Compartir con otros jóvenes e intercambiar experiencias fue lo que hizo del encuentro algo maravilloso. Así que no digo un adiós sino un hasta pronto”, comentó Beatriz Flores, estudiante de Contaduría Pública.

“Estoy muy agradecido con la Fundación Amigarse y los Socios Responsables que hacen posible que podamos participar de estas experiencias maravillosas, en las que adquirimos nuevos conocimientos y compartimos con personas con capacidades diferentes de las que aprendemos mucho”, dijo Marvin Flores, Luz de Luna titulado en Bioquímica.

Otros de los Luz de Luna que compartió su sentir fue Pedro Yaquirena, estudiante de Música.  “Esta ha sido una de las experiencias más bonitas que he vivido y pese a las adversidades que tuve para venir, el estar aquí y compartir con los jóvenes compensa todo. Además yo prometí compartir el don que Dios me ha dado que es el arte de la música”.

Yo me siento muy feliz con esta vivencia. El Eclipse Lunar nos llenó de energías y estamos dispuestos a continuar con nuestros propósitos de ser buenos universitarios, buenas personas y líderes. ¡Vamos por más aventuras!

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